Un par de torres inteligentes se adscriben a la corriente de la arquitectura internacional.
Dos características principales definen una propuesta de oficinas: por un lado, su estética de pocos materiales y volúmenes facetados y, por el otro, la integración de diversos sistemas tecnológicos que la hacen una construcción inteligente.
Proyectado por la firma KMD México, Terret Polanco presume, en sus dos torres de oficinas y espacios comerciales, tecnología que permite eficientar el gasto de recursos como energía y agua, lo que se relaciona con certificaciones internacionales.
“Esta obra va destinada a clientes internacionales con requerimientos internacionales, los cuales van listados en una serie de certificaciones”, explicó el arquitecto René Hernández, quien formó parte del equipo que diseñó el proyecto.
“¿Por qué? Porque es una forma de tener unas oficinas en las mismas características que tienes en Hong Kong, en Shanghai, en Dubái, en Estados Unidos, en Londres, en la Ciudad de México. La norma, la certificación es la que nos guía”.
En aras de satisfacer las necesidades de clientes internacionales, el equipo arquitectónico cumplió con los requisitos necesarios para obtener la certificación LEED Oro, otorgada por el U.S. Green Building Council (USGBC), la cual reconoce edificios sustentables de alto rendimiento.
Sistemas de captación, tratamiento y ahorro de agua forman parte del esquema verde del edificio, así como el aprovechamiento de luz natural, iluminación de bajo consumo y un alto nivel de aislamiento térmico, lo que eleva la eficiencia de la climatización.
Todas estas funciones están conectadas a un sistema central que, además, controla todos los subsistemas del edificio, como el aire acondicionado, el acceso peatonal y vehicular, el circuito cerrado de televisión, los detectores de humo y la supresión de incendio, entre otros.
NATURALEZA Y MODERNIDAD
La definición estética de Terret Polanco, desarrollada por la inmobiliaria Abilia, se relaciona con la orientación global de sus funciones.
“Es una arquitectura que bien se podría ubicar aquí o en Estados Unidos o Japón. No es una arquitectura local, no tiene ninguna reminiscencia prehispánica ni busca la identidad nacional. Simplemente busca dar atención a un mercado global”, expuso el ingeniero Pascual Bonilla, de la firma KMD.
“Tratamos de hacer, además, una arquitectura moderna en la cual buscamos minimizar el uso de los materiales, que son cristales, aluminios, piedras y concretos”.
El resultado es una paleta de color neutra, la cual es complementada por el contexto urbano que se cuela por la transparencia de los muros vidriados e interrumpida en algunas áreas por vegetación tanto interna como externa.
Además de reducir la incidencia solar al interior de los espacios, los parasoles verticales y horizontales que forman parte de las fachadas facetadas de las dos torres son parte de la propuesta estética.
Ésta se definió mediante el concepto arquitectónico de la ruptura, representado especialmente en el área al aire libre que se acomoda entre ambas torres.
“Estos dos volúmenes nos permiten aprovechar la vista, así como generar un eje rector entre lo que llaman el Nuevo Polanco contra esta zona de desarrollo que es el Museo Soumaya y Carso”, apuntó, por su parte, Hernández.
“El área central tiene un uso lúdico, de espacio abierto, y nos da un microclima. En las áreas ajardinadas hay especies endémicas de fácil sustitución, de bajo consumo de agua y bajo mantenimiento, como manzanos y dedo de moro”.
Una serie de espejos de agua, presentes tanto en interiores como exteriores, también forma parte de la propuesta. Uno de ellos incluso genera una caída del líquido hacia el interior de una de las torres, lo que, según Hernández, puede propiciar un sentimiento de relajación.
Fuente: http://busquedas.gruporeforma.com/mural/BusquedasComs.aspx
Escrita por: Andrea Martínez de la Vega